Las algas comestibles se pueden clasificar de tres maneras diferentes: las rojas, que aportan mucha proteína y tienen bajo contenido calórico; las algas pálidas, que tienen vitamina A, B, C entre otras, y finalmente las algas verdes, que también tienen vitamina B1 y B12. Además en general todas las algas son ricas en ácido fólico.
Las algas marinas, aunque son muy versátiles, en general se encuentran más en la comida oriental. Por ejemplo, el nori es muy utilizado para hacer sushi, y lo grandioso de esta alga es que contiene minerales, vitaminas y fibra, gracias a eso ayuda a combatir el colesterol y mantener el cuerpo sano.
Otra alga que se encuentra mucho en la cocina china y japonesa es el wakame. Este ayuda a preservar la salud cardiovascular y previene la osteoporosis, además es revitalizante y antioxidante. Contiene vitamina K1 pero debe consumirse moderadamente, sobre todo si se tiene algún padecimiento en la tiroides.
El kombu, una de las algas más saladas y frescas, es también muy común en la cocina asiática. Normalmente se deshidrata para preservarse mejor y se recomienda comer fresca, ya que no suele mantenerse así durante mucho tiempo. También es usada en vinagretas, para lo cual primero se tritura. Debido a su alto contenido en fibra, como todas las algas, es muy recomendada en dietas, además, también aporta muchas proteínas y minerales necesarios para el organismo.
Son muchas las recetas que se pueden llevar a cabo con estas algas, desde el clásico sushi, hasta pastas, cocteles, mariscos y repostería, aunque si lo deseas puedes comenzar a integrarlas de manera paulatina en tu dieta e inventar nuevas creaciones, las puedes encontrar deshidratadas en algunos centros comerciales.
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Fuente:
Universal
Scielo