Uno de los productos más usados en la gastronomía es la sal de mesa, siendo un elemento básico a la hora de darle sabor a la comida, siempre y cuando sea en cantidades moderadas.
La sal es un mineral necesario para el funcionamiento del sistema inmune. De origen marino, fue en tiempos romanos una sustancia de mucho valor que se empleaba como moneda. No obstante, en nuestros días sus principales fines se reducen a condimentar y conservar los alimentos.
Comenzando con el sabor, la sal le aporta un toque extra a la comida, ya que aumenta la palatabilidad de los alimentos, dado que además de aportar sabor salado, resalta y potencia el sabor de otros ingredientes.
También la sal puede modificar la percepción de otros sabores, ya que:
- Reduce o enmascara los sabores amargo y dulce
- Equilibra los sabores amargo y ácido
- Intensifica el sabor umami
Pasando a la textura, la sal interactúa con otros componentes de los alimentos afectando su textura.
- En los productos cárnicos tales como salchichas, hamburguesas y jamón cocido: permite que las proteínas de la carne de diferentes estructuras moleculares se disuelva, favoreciendo el mezclado y la unión de los componentes del producto. De esta forma, se evita el exudado de grasa y la pérdida de agua.
- En el pan: aumenta la retención de agua y fortalece el gluten aumentando la firmeza de la masa y mejorando su manejabilidad. La falta de sal en la masa se manifiesta con masas blandas, pegajosas y suaves y la miga del pan se desmorona.
Otra función de la sal es la conservación. Se ha utilizado históricamente para secar los alimentos y así prolongar su vida útil.
La sal actúa reduciendo la cantidad de agua disponible en los alimentos y, de esta manera, inhibe el crecimiento de microorganismos causantes del deterioro y de enfermedades transmitidas por alimentos.
Además, la sal cumple otras funciones en los alimentos, tales como:
- Controlar los procesos de fermentación de determinados alimentos. Por ejemplo, durante la maduración de quesos, modifica el crecimiento y la actividad metabólica de los microorganismos, contribuyendo a lograr el sabor deseado.
- Permite el desarrollo del color. Por ejemplo, durante la cocción del pan contribuye a que se forme la costra.
La sal ha sido desde siempre un ingrediente indispensable en la cocina, no solo por el sabor que puede aportar, sino también por el uso tan variado que se le puede dar dentro de la gastronomía, siendo tan importante y vital que, hasta hoy en día, es parte nuestra alimentación.
¿Y tú, qué usos le das a Sal Sol?
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Fuentes: Sociedad Española de Endocrinologia y Nutrición y Red Nacional de Protección de Alimentosimagenes