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Los alimentos aportan al cuerpo humano los nutrientes necesarios para su funcionamiento y el organismo los transforma en energía utilizando múltiples sustancias indispensables para la formación de sus tejidos y la recuperación de su desgaste metabólico. Estas sustancias indispensables son llamadas nutrientes.
Entre todos los nutrientes que el cuerpo requiere para desarrollarse y cumplir con sus funciones diarias no pueden faltar los minerales, como es el caso del sodio que se encuentra en la sal de mar o el yodo, mineral que es indispensable para producir ciertas hormonas que el cuerpo necesita.
En este artículo hablaremos sobre la razón detrás de la sal yodada, la importancia de este mineral para la salud y que pasa con la sal sin yodo.
Entre los nutrientes más importantes para el organismo se encuentran las proteínas, ciertas grasas (mono y poliinsaturadas), hidratos de carbono, minerales y vitaminas. Uno de esos minerales es el yodo, un importante micronutriente que ayuda a:
La carencia del yodo perjudica la salud de las mujeres, hombres y niños, así como la productividad económica y la calidad de vida. Por otro lado, cuando existe deficiencia de yodo, los lóbulos de la glándula tiroides aumentan su tamaño.
Este fenómeno es conocido como “bocio” y es una de las manifestaciones más visibles de la falta de yodo, también las señales nerviosas del cerebro pueden ser afectadas teniendo como efecto diversos problemas consecuentes al hipotiroidismo.
Cuando una persona no ingiere suficiente yodo puede presentar distintos síntomas a falta de la producción de las hormonas tiroideas, estos pueden variar en gravedad, desde la pérdida del cabello, fatiga, inflamación de la garganta, cambios de peso, resequedad en la piel, entre otras.
Pero, ¿existe algún peligro con el exceso de yodo? Sí, el exceso de yodo —aunque muy raro— sí puede suceder y provocar diferentes reacciones en el cuerpo, como producción excesiva de saliva, erupciones cutáneas, problemas en el tracto digestivo e incluso, en casos particulares, que la glándula tiroidea se hipertrofie.
Sin embargo, esto es muy raro y no ocurre por consumir sal yodada o porciones comunes de alimentos que contengan yodo, sino que puede ser el resultado de consumir suplementos de yodo en exceso o sin la supervisión de un profesional de la salud.
La mayor parte de las personas necesitan una fuente adicional de yodo, pues este elemento se encuentra en cantidades relativamente pequeñas en los alimentos. Es por eso que muchos países recomiendan la yodación de la sal, debido a que es un alimento utilizado frecuentemente en la alimentación humana, económicamente accesible a la población y además, es el vehículo más favorable para la absorción del yodo.
La yodación es el proceso de enriquecimiento con yodo de la sal para consumo humano y es una estrategia eficaz para aumentar la ingesta de este nutrimento.
Con el objetivo de reducir y erradicar los padecimientos por déficit de yodo es que la Organización Mundial de la Salud (OMS) y otras instituciones apoyan implementar la yodación de la sal, pues no importa el lugar en el mundo, la sal es un ingrediente que forma parte de todas las cocinas.
Por las razones anteriores, la sal yodada es un alimento enriquecido muy benéfico para la salud, es adecuada para mantener una ingesta efectiva de yodo y no resulta contradictorio a la indicación de los profesionales de salud de no abusar del consumo de sal diario, ya que, la cantidad recomendada —2000 mg de sodio al día— otorga una porción módica de yodo para el buen funcionamiento del cuerpo humano.
Esto hace que la sal de mar yodada o la flor de sal —que se obtiene de manera manual y conserva importantes minerales—sean opciones muy saludables para los individuos que no tienen necesidad de una dieta especializada.
Entre los alimentos existen otras fuentes de yodo, como son los casos de pescados y otros mariscos, algas marinas, lácteos, frutas —como manzana y piña—, verduras —como zanahoria y brócoli—, bebidas o productos con soya y frutas deshidratadas, entre otros.
El aporte de yodo de un alimento no siempre es constante, este puede variar por muchos factores, como la región del país, el tipo de suelo donde se siembra determinados alimentos y la cercanía del territorio al mar, entre otras variables.
Inclusive la misma sal es yodada de diferente forma en cada país y en diferentes estados, para adecuarse a las necesidades específicas de los individuos de una determinada zona.
Por esto, para ingerir las porciones adecuadas de yodo, se recomienda llevar una dieta balanceada pero también optar por usar sal yodada.
La ingesta de yodo también varía dependiendo de las necesidades de las personas, según la OMS, un adulto requiere 150 microgramos de yodo diariamente, mientras que los niños de entre 6 a 12 años necesitan aproximadamente 120 microgramos.
En los casos de las mujeres embarazadas la necesidad es aún mayor, de 250 microgramos, pues es por medio de la madre que el feto recibe la dosis de yodo que requiere. Durante el período de lactancia la necesidad de yodo suele ser mayor para poder transmitirlo al bebé.
Por otro lado, la sal que no está enriquecida con yodo se recomienda a personas que tengan algún problema de hipertiroidismo o alguna razón patológica o indicación médica de disminuir su ingesta de yodo, por ejemplo: el hipertiroidismo, es una enfermedad en la cual las hormonas tiroideas trabajan en exceso, si una persona con esta enfermedad le otorga grandes cantidades de yodo a su organismo, las glándulas tiroideas trabajarán mucho, provocando efectos adversos en el organismo.
Un tipo de sal que no es adicionada con yodo u otros aditivos es la sal kosher, sin embargo, esta sal puede tener diferentes procedencias dependiendo de la marca y aún así puede poseer algunos rastros de yodo en su composición, por la cual, las personas que deban llevar una dieta baja en yodo deben consultar con un profesional que pueda brindar la orientación correspondiente para cada individuo.
La necesidad de una dieta baja en yodo puede surgir en los casos cuando una persona tiene algún padecimiento y por lo tanto requiere atravesar alguna terapia con yodo radioactivo. En esta situación se debe reducir el insumo de yodo para que al momento de la terapia la glándula tiroides utilice el yodo radioactivo y se puedan obtener resultados.
En estas dietas bajas en yodo se suele excluir alimentos como:
Sin embargo, una dieta sin yodo no es algo que deba seguir a la ligera, pues este mineral es indispensable para el cuerpo humano, así que solamente debe llevarse a cabo con la supervisión de un profesional en la salud.
La diferencia entre la sal yodada y la sal sin yodo está prácticamente solo en la adición o falta del yodo, porque en aspecto, textura y sabor no se presenta ninguna alteración. La sal yodada no posee un sabor diferente, tampoco tiene componentes visuales cambien su apariencia física y no causa efecto en los alimentos para los que se utilice.
Una de las razones por las cuales algunas personas prefieren optar por sal sin yodo, sin incluir razones de salud, es porque la prefieren para cuestiones cosméticas, realizar salmueras o conservas. Esto dado que el yodo puede oxidarse y oscurecer la apariencia de algunos alimentos, aunque este proceso sea inofensivo y no afecte el producto final.
En términos generales, si eres una persona saludable y no tienes alguna enfermedad que restrinja el consumo de yodo, una sal yodada como la sal de mar es una excelente opción para aportar a tu organismo este mineral.
No te preocupes de consumirla, siempre y cuando sea de acuerdo a la cantidad que recomiendan los profesionales de la salud.
Si deseas conocer más sobre las particularidades de la sal y la salud puedes leer nuestro artículo sobre las propiedades de la sal y las diferencias entre la sal de mar y la sal del Himalaya. También te invitamos a conocer más de 50 recetas saludables con el sabor de la sal de Las Coloradas descargando nuestro recetario del sabor.