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Dentro de las variedades de alimentos que puedes incluir en tu dieta no pueden faltar las frutas. Estos productos se pueden encontrar en varias presentaciones, frescas, congeladas y hasta deshidratadas.
En este artículo hablaremos de las frutas deshidratadas, un producto muy rico en sabor y con nutrientes que el cuerpo necesita para funcionar. Pero aunque muchas personas las consumen sin problemas, hay quienes tienen en mal concepto estos productos por su contenido de azúcar.
Las frutas deshidratadas son simplemente trozos de fruta a los que se les reduce su contenido de agua. Al eliminar el agua de la fruta se ven afectadas sus propiedades organolépticas, es decir, sus características físicas. Esto se refleja al reducirse el tamaño, cambio de color a tonos más oscuros, su olor puede intensificarse y su sabor cambiar de su versión fresca.
Deshidratar frutas es un método de conservación ideal para estos alimentos, pues concentra varias de sus propiedades, y en la mayoría de los casos no se pierden nutrientes importantes.
Aunque en la antigüedad este método de conservación solo podía lograrse con el poder del sol, cada día hay nuevos avances tecnológicos para deshidratar alimentos. Actualmente una técnica es el uso de túneles de secado que controlan la humedad del ambiente durante el proceso de deshidratación. Otras maneras involucran el uso de sustancias o gases como el dióxido de azufre, o inclusive procesos de sumersión o congelación.
Las frutas desecadas se han convertido en una popular botana saludable, pero ¿son tan saludables como la fruta fresca? En la publicidad se ligan continuamente con productos de dieta o saludables, como las barras de frutas o cereales.
La realidad es que la fruta seca es una gran opción de alimento saludable, pero hay excepciones cuando ha sido procesada o se le agregan aditivos al comercializarse en las cadenas de supermercados.
Incluso porciones pequeñas de fruta desecada —entre 50 gramos a 100 gramos— son suficiente para saciar el apetito, dado su concentración de fibra.
La fruta deshidratada, tanto por su dulzura como su tamaño, es un producto muy versátil de incluir en tus comidas, por ejemplo dentro de una taza de yoghurt, granola, consomés, ensaladas, postres, solo como botana o hasta dentro de guisados de pollo, puerco o res.
La fruta seca no solo es deliciosa, su contenido de nutrientes la convierte en un alimento magnífico para agregar a la dieta de niños, jóvenes o adultos.
Pero, así como una porción menor tiene más calorías, también es más alta su concentración de nutrientes, tanto vitaminas como minerales y antioxidantes. Muchas tienen un sano porcentaje de potasio y bajo contenido de sodio.
Por otro lado completamente distinto, la fruta desecada es un producto que puede servir mucho más que para comer, si se trocea o pulveriza puede servir para elaborar infusiones de aceites, cremas corporales o velas aromáticas.
La fruta deshidratada tiene la ventaja de permanecer en buenas condiciones por mucho más tiempo que la fruta fresca. Si se encuentra al aire libre puede conservarse entre 1 semana y hasta 6 meses.
Inclusive puede guardarse en frascos de cristal, pulverizarse o congelarse y durar hasta varios años siendo útil.
Una porción de fruta seca es mucho más pequeña que la misma fruta pero en su estado original, por lo cual transportarla a cualquier parte es muy sencillo. Así que puedes llevarla contigo y consumirla en cualquier momento como una opción sana.
Otro aspecto importante es que también tiene más concentrado el componente de fibra, la cual es un elemento muy importante para la buena salud. La fibra aporta muchos beneficios como asistir a la digestión, reduce la absorción de colesterol y en general promueve el bienestar del organismo.
Con la fruta deshidratada no necesitas esperar a que sea la mejor temporada de cosecha para una fruta en específico, pues puedes adquirirlas en cualquier momento. De igual forma puedes conseguir la fruta fresca en su temporada y dejarla secar para conservarla y disfrutarla el resto del año.
Aunque no deja de ser esencialmente fruta, después de su pérdida de agua se ve modificada en varios aspectos.
Los especialistas en salud recomiendan consumir un aproximado de 5 frutas y verduras diariamente —3 frutas y 2 vegetales— para mantener una dieta balanceada. Sin embargo, las frutas desecadas no deberían incluirse en este conteo diario, dado que al deshidratarse se modifica su contenido nutricional en cuestión de porción.
Por ejemplo, en una sola porción de fruta deshidratada podrías encontrar el mismo contenido calórico y nutrimental que en el doble —o incluso más del doble— de fruta fresca.
Un punto a considerar cuando se quiere comer frutas deshidratadas es la procedencia, pues aunque son una botana saludable, no todas las presentaciones que se ofrecen en los supermercados son tan naturales como se podría creer a primera vista.
En ocasiones están cubiertos de azúcar, jarabes, chocolate, yogurt, sal, jugos o aditivos, ya sea para aumentar su vida útil, variar el sabor o aumentar su atractivo comercial, desafortunadamente estas adiciones incrementan su contenido calórico y de cierta manera solo minimizan los beneficios que aportan.
Cada vez es más común ver productos que incluyen frutas deshidratadas, sin embargo, así como puedes conseguir manzanas o plátanos deshidratados para consumir como papitas en muchas tiendas, también hay productos que elevan demasiado los precios de algunos tipos de frutas deshidratadas, tal es el caso de los tomates secos en conserva.
El proceso de secado o deshidratación, ya sea natural o con túneles de secado, puede aplicarse a gran variedad de frutas o vegetales sin problemas.
Algunas de las más populares son:
Puedes conseguir frutas deshidratadas en el supermercado u optar por prepararla en casa, de manera que te asegures de que sea 100% natural.
Para hacerlo primero es necesario lavar y secar la fruta a la perfección. Después se debe cortar la fruta en trozos iguales, preferentemente que sean bastante delgados, esto para que el proceso sea parejo en toda la fruta.
Se colocan las rebanadas sobre una superficie lisa, como una bandeja para hornear a la que cubras con papel encerado. Ya acomodada la fruta esta se deja al sol el tiempo suficiente para que el calor se encargue de eliminar la humedad natural de la fruta. Sin embargo, si la temperatura no es mayor a 40°C no surtirá el efecto deseado.
Una desventaja de este método es que, de no supervisar el proceso, la fruta puede contaminarse por agentes externos, como el polvo o insectos.
En los casos donde no se puede aprovechar la energía solar también se puede utilizar el horno convencional a 60°C y dependiendo de la fruta será el tiempo, que aproximadamente puede ser de 2 horas o más. Por lo cual es necesario supervisar el proceso e ir revisando cada par de minutos.
Otra opción es un deshidratador casero, que es una máquina especializada para este fin. En estos aparatos la deshidratación está lista entre 2 a 5 horas, dependiendo del tipo de fruta y el contenido de agua que posea.
Además de ser un snack sano y —que con poca cantidad— aporta una buena cantidad de calorías y nutrientes, las frutas desecadas pueden aprovecharse de diversas formas, tanto en la cocina como fuera de esta.
Puedes comerlas solas o combinarlas con otros platillos, como tomates secos en la pasta o con queso fresco, piña deshidratada para acompañar el yogurt, fresas y plátanos secos para combinar con frutos secos y crear tus propias barras energéticas, higos secos sobre pan tostado y queso crema, dátiles deshidratados como sustituto de azúcar en los licuados, etc. Las opciones al cocinar son innumerables.
Hay personas que eligen usar las frutas deshidratadas por sus otras bondades, como su olor natural o aceites naturales. Por ejemplo, colocar rebanadas de limón o naranja deshidratada junto con plantas comestibles secas dentro de aceite de oliva o girasol; esto se deja reposar por 40 días para que se extraigan sus propiedades.
Otra opción es pulverizar las frutas por completo y el polvo puede servir para mezclar con soya y hacer velas. De igual forma la fruta desecada y pulverizada puede combinarse con hojas de té para hacer infusiones.
Actualmente existen muchos dilemas y recomendaciones sobre la ingesta correcta de azúcar que debe consumir una persona saludable, dado que afecta en varios aspectos de la salud, desde la aparición de caries hasta el riesgo de diabetes.
La mayoría de expertos en el campo de la salud coincide en que es mejor consumir alimentos que contengan el azúcar de manera natural y no el azúcar refinado que se encuentra normalmente en productos procesados.
Las frutas son fuentes naturales de azúcar, por lo cual siempre son una opción sana de alimento. Pero, aunque el azúcar que traen es natural aún es necesario medir las cantidades de fruta seca que se consumen para no excederse.
Al tener menos líquido en su composición, el porcentaje de calorías de la fruta deshidratada es más alto que el de la fruta fresca por las mismas cantidades. Esto puede ser una ventaja o desventaja dependiendo del punto de vista personal, pues las personas que estén cuidando su consumo de calorías deben considerar las cantidades de frutas deshidratadas que ingieren.
En los casos de individuos que necesitan ganar peso o tienen poco apetito, las frutas desecadas son la opción perfecta para comer algo delicioso e ingerir una buena cantidad de nutrientes y elevar su insumo de calorías sin tener que consumir gran cantidad de fruta.
Ahora que ya conoces las ventajas y desventajas de la fruta deshidratada y cómo puedes incluirlas en tu dieta, te recomendamos leer más acerca de los hábitos saludables que te ayudan a tener una vida más sana, como lavarse las manos correctamente y las bebidas saludables que debes incluir en tu rutina.