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En el transcurso de la historia e incluso hoy en día hay alimentos que son considerados imprescindibles, no solo por sus componentes de sabor, sino también por su infinidad de aplicaciones en la vida diaria y todos los beneficios que aportan a la salud, tal es el caso del limón, la sal de mar o el ajo.
La sal de mar es un ingrediente esencial en cualquier comida y, a diferencia de la sal de mina, se extrae de manera natural, aprovechando la fuerza de los elementos —sol y viento— gracias a lo cual conservan importantes propiedades beneficiosas para el organismo.
En este artículo hablaremos más a detalle de uno de estos alimentos: el ajo. Reconocido por su distintivo sabor y fuerte olor, este producto también está cargado de nutrientes y propiedades curativas.
El ajo es un bulbo que se obtiene de una planta llamada Allium sativum, que pertenece a la misma familia que la cebolla y el echalote. Existen varios tipos, siendo el más conocido el ajo blanco; otras variedades son: ajo morado, ajo negro, ajo castaño y ajo rosado (con un sabor más fuerte).
Su apariencia es semi redonda —como una cabeza— y su interior se divide en gajos o lo que comúnmente llamamos dientes de ajo, los cuales están cubiertos por una delgada cáscara individual.
El ajo es de esas plantas medicinales que tiene fama de ser una cura para muchos padecimientos, aunque cae en algunas exageraciones como un “cura todo”, pero eso no borra el hecho que ha sido sometido a muchas investigaciones y se ha comprobado que si posee un alto contenido nutricional y variados beneficios para la salud.
El ajo ha estado presente en la alimentación, especialmente por sus propiedades medicinales, desde la antigüedad. Publicado en la revista “The Journal of Nutrition” por la Sociedad Estadounidense de Nutrición se expone que el uso del ajo está presente desde las primeras civilizaciones por las propiedades que se le fueron adjudicando.
Tanto en el antiguo Egipto como en la antigua Roma el ajo era un alimento que se consumía por la clase obrera, con la idea que aportaba más fuerza y les permitía continuar con sus labores diarias. Por otra parte también se prescribía como medicamento en casos de algunas dolencias generales.
Los antiguos griegos también consideraban que el ajo ayudaba a aumentar la fuerza física y mejorar el desempeño, por lo cual se daba a soldados y a los atletas de las primeras Olimpíadas.
En la antigua China ya formaba parte de la dieta diaria pero también se recetaba para una gran variedad de enfermedades, como problemas respiratorios, desórdenes digestivos, pero también para la depresión, fatiga e insomnia.
Durante la Edad Media y el Renacimiento es que sus usos también empezaron a abarcar el tratamiento de personas con problemas cardiovasculares, trastornos renales, desórdenes digestivos como el estreñimiento, dolor de muelas, mordidas de animales e incluso para prevenir la plaga.
Por otro lado, durante este tiempo también surgieron mitos sobre el ajo, como la idea de que su fuerte olor podía ahuyentar a los vampiros y proteger de espíritus malignos; o que puede eliminar las verrugas al contacto con la piel.
Para el siglo XIX el ajo ya era ampliamente utilizado como tónico, diurético y tratamiento a múltiples tipos de infecciones así como solución a problemas pulmonares.
Particularmente reconocido por su riqueza en antioxidantes que ayudan contrarrestar el efecto de los radicales libres, el ajo también contiene gran número de nutrientes entre los cuales destacan:
Uno de los componentes más reconocidos del ajo es la aliína, que se vuelve alicina y compuestos azufrados cuando entra en contacto con el oxígeno. Es en parte por esto que se aconseja aprovechar el ajo crudo, siendo preferible que se consuma después de aplastar o cortar el ajo fresco.
Gracias a su composición es que el ajo tiene propiedades tan importantes y beneficiosas para el cuerpo como:
De igual forma se le adjudican muchos más beneficios para la salud. Sin embargo, las investigaciones que existen no aportan las suficientes pruebas científicas como para asegurar la efectividad del ajo para estos fines y hace falta más evidencia al respecto para poder afirmar que brinda los resultados deseados. Algunos de estos casos son:
Si eres fan del ajo o tienes interés sobre los alimentos con grandes propiedades curativas entonces seguramente has escuchado sobre el ajo negro y sus magníficos beneficios a la salud. En un principio su uso estaba arraigado a Corea, Tailandia y otras cocinas asiáticas, pero en los últimos años se ha dado a conocer en otras regiones del globo, particularmente en Estados Unidos de América.
Esta particular variedad de ajo es resultado de un proceso donde se aplica calor de manera constante sobre el ajo blanco, lo que ocasiona un efecto similar a la fermentación —reacción maillard— pero sin ninguna acción microbiana.
Como consecuencia los gajos internos del ajo se vuelven completamente negros y se produce un cambio sorpresivo en su sabor, aportando un toque de dulce y acido. Pero también se potencia gran número de sus propiedades, como lo es su contenido en antioxidantes.
El ajo es un popular saborizante y un condimento ampliamente usado, con un olor y gusto muy particular. Se puede consumir crudo, asado, en polvo o cocido en infinidad de platillos. Este ingrediente es considerado básico en numerosas cocinas alrededor del mundo, particularmente en la cocina mediterránea y asiática.
Una de las aplicaciones más conocidas del ajo en la cocina mexicana es para preparar ajillo, que consiste esencialmente en sofreír la mezcla del ajo con aceite de oliva y chile guajillo, pero también puede incluir sal de mar, jugo de limón y pimienta.
Además de las aplicaciones del ajo en el hogar y dentro de la medicina naturista, también se utiliza el extracto de ajo para fines de agricultura y ganadería. En la agricultura funciona como bactericida e insecticida natural.
Otro ejemplo de estas aplicaciones es el uso del ajo crudo como antibiótico para las gallinas en libre pastoreo, donde funciona como medicamento pero también se considera un suplemento nutrimental y un método para tratar los parásitos intestinales.
El ajo es bastante versátil al momento de cocinar, pues —aunque su sabor puede resultar potente— uno o dos son más que suficiente para incluir su sabor en casi cualquier platillo. Se puede utilizar en sopas, cremas, sofritos, salsas, marinados, y mucho más, inclusive caramelizado o parte de algún postre.
Una opción para darle más sabor a tus recetas y aprovechar los aceites esenciales del ajo es macerar trozos de ajo ligeramente machacados en aceite de oliva, de esta manera no solo se aligera el proceso de cocina, funciona como aderezo para cocinar y también se aprovechan las propiedades del ajo.
Para poder pelar los dientes de ajo de forma práctica se puede poner el diente sobre la tabla de cortar o la mesa y golpearlo con la hoja de un cuchillo grande, de esta manera se retira la capa externa y se puede utilizar sin problema.
Al preparar alguna pasta o salsa con ajo que requiera de un mortero se puede agregar unos granos gruesos de sal de mar para dar mejor sabor pero también para evitar que se salga del mortero mientras se muele.
El consumo del ajo no presenta un peligro para la salud a menos que se sufra alergia a este alimento. Sin embargo, en los casos de personas que sufran de gastritis o úlceras en el estómago no se recomienda consumir ajo, o en todo caso se debe reducir significativamente la ingesta, dado que puede causar desde una ligera irritación hasta vómitos.
Igualmente se recomienda abstenerse del ajo en los casos de hemorragia, puesto que este tiene una acción anticoagulante que puede ser contraproducente y solo perjudicar en la coagulación.
Uno de los inconvenientes que varias personas suelen tener con el ajo es el aliento que deja después de ingerirlo, pues el olor es fuerte y permanece por bastante tiempo. Para darle solución a este problema se puede retirar el germen del ajo antes de utilizarlo, que es el causante de su olor, este es la pequeña parte verde que se encuentra dentro de los dientes de ajo.
Pero si no se tiene control sobre cómo se ha preparado el ajo en la comida, entonces una manera de combatir el mal aliento es masticar unas hojas de menta, pues sus aceites naturales harán el trabajo de limpiar y refrescar el aliento.
Aunque el ajo puede conseguirse en pasta, hojuelas secas o pulverizado, la mejor presentación para aprovechar sus componentes es el ajo fresco.
Al comprar ajos hay algunos puntos que se puede tener en cuenta para escoger los mejores para llevar a casa y poder sacarles todo el provecho posible.
Dado su valor nutricional, practicidad de uso y —por supuesto— sus propiedades beneficiosas para el organismo, el ajo es parte fundamental de muchos remedios caseros.
Uno de los remedios caseros más conocidos del ajo es combinarlo con miel de abeja, puesto que ambos cuentan con grandes beneficios a la salud. Esta combinación es altamente recomendada para tratar catarros, tos, resfriados e infecciones en la garganta.
Para prepararlo solo se requiere de 3 a 7 dientes de ajo picados o machacados y suficiente miel pura, aproximadamente de 100 a 150 gramos. Esto se deja reposar por un mínimo de 12 horas en un recipiente de cristal lejos de los rayos del sol y se puede tomar una cucharada directamente en ayunas o diluido con un poco de agua tibia.
El ajo con aceite de oliva es una preparación con diversos usos culinarios, pero también es un remedio que puede utilizarse para eliminar los hongos en las uñas o para dar solución a malestares estomacales.
Para elaborarlo solo se debe incorporar un par de dientes de ajo picado en un recipiente con el aceite. Dicha preparación se debe dejar macerar por un mínimo de 24 horas, para permitir que el ajo libere sus aceites y el aceite se impregne con su sabor.
Dejar reposar un par de dientes de ajo en agua, previamente cortados o ligeramente machacados es una manera de extraer un poco de sus aceites y así usar este remedio.
Puede dejarse el ajo en el agua por 20 minutos para después remojar las manos y así tratar las uñas quebradizas y posibles hongos.
Este mismo remedio igualmente suele recomendarse para dar alivio a problemas estomacales y también es una manera de administrar el ajo a animales de pastoreo.
Ahora que conoces las propiedades que tiene el ajo y sus múltiples beneficios para la salud, puedes agregarlo a tus recetas favoritas, así como una pizca de sal marina para darle el sabor ideal a todos tus platillos.
Si quieres conocer más sobre salud y consejos te recomendamos nuestros artículos sobre las mejores propiedades de la sal de mar y los alimentos saludables que debes hacer parte de tu dieta.
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Referencias:
Richard S. Rivlin, Historical Perspective on the Use of Garlic, The Journal of Nutrition, Volume 131, Issue 3, March 2001, Pages 951S–954S
WebMD. Garlic: Overview, Uses, Side Effects, Precautions, Interactions. Vitamins & Supplements