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Sazonar nuestros alimentos con una pizca de sal, es algo que hacemos frecuentemente. Ya sea que la agreguemos mientras estamos cocinando o al final de la preparación -dependiendo del platillo-, es un hecho que este condimento forma parte de nuestro día a día. Pero, ¿sabes por qué le ponemos sal a la comida?
La sal es un condimento conocido y muy utilizado desde la época antigua tanto para sazonar, potenciando los sabores de los alimentos; como para conservarlos, debido a que evita que se desarrollen y reproduzcan las bacterias.
Pero tal vez te has preguntado ¿qué es lo que causa este efecto de realzar los sabores? Debido a que la sal está compuesta de cloruro de sodio, al ponerse en contacto con algún líquido, en este caso nuestra saliva, se liberan iones que nos provocan esa sensación de que una comida tenga buen sabor.
Otra de las razones por las que la sal mejora el sabor de la comida, es que -según especialistas-, este ingrediente aumenta la jugosidad de los alimentos y disminuye su acidez. Por eso, cuando añadimos sal a la comida, ésta adquiere un sabor mucho más intenso y rico, lo cual -definitivamente-, resulta muy atractivo para nuestros paladares.
Además, una de las ventajas de la sal es que, al ser un ingrediente tan versátil, puedes disfrutar de sus beneficios en platillos salados y dulces; pues su composición permite intensificar cualquiera de estos sabores.
También hay casos donde se uso un tipo de sal en especial, dado sus propiedades. Un ejemplo es el uso de la sal kosher en los productos kosher, específicamente para absorber la sangre de la carne, pues los alimentos certificados kosher deben seguir las reglas del judaísmo.
Leer más: ¿Cuánta sal debemos consumir al día?
A pesar de haber tantos mitos de la sal y del interminable debate que hay acerca de su consumo, incluirla en la alimentación es fundamental para que nuestro organismo funcione correctamente debido a que es la principal fuente de sodio, pues aporta casi el 90 por ciento de lo que nuestro cuerpo necesita.
La sal tiene funciones vitales en la salud, por eso no se recomienda eliminar su consumo, lo ideal es agregar a tus alimentos una cantidad adecuada para realzar su sabor.
Algunos beneficios de la sal en la salud son:
De igual forma, la sal en combinación con otros elementos, como el agua, tiene grandes implementos para el bienestar.
Ahora bien, una cosa es que la sal ayude a que nuestro organismo cumpla adecuadamente sus funciones y otra, que se abuse de su consumo. Para aprovechar todos sus beneficios y no dañar nuestra salud, la Organización Mundial de la Salud recomienda consumir 5 gramos de sal al día.
Sabemos que resulta muy complicado apegarse a esta medida, sobre todo, cuando se come fuera de casa. Sin embargo, si quieres saber cuánta sal tiene un alimento, bastará con que multipliques por 2.5 los gramos de sodio que incluye.
Leer más: ¿Realmente es sano consumir sal en nuestra dieta?
Ahora que sabes que la sal no es dañina para el organismo, siempre y cuando la consumas moderadamente, sólo necesitas saber qué tipo de sal es la mejor para cuidar tu salud.
Como ya mencionamos, la sal marina es la más recomendable debido a las propiedades que tiene y que resultan muy benéficas para la salud, ayudando al organismo a funcionar de manera adecuada.
Este tipo de sal se caracteriza por su sencillo y natural proceso de obtención, en el cual la sal conserva sus minerales y nutrientes de origen. Gracias a este proceso, su sabor también es diferente al de la sal de mina; es ligeramente más fuerte, por lo que bastará con que agregues a tus comidas una pequeña pizca y ¡listo!, tus platillos quedarán exquisitos.
Existe otro tipo de sal: la Flor de Sal, un ingrediente que se considera orgánico y gourmet debido al proceso que se lleva a cabo para su extracción. Al igual que la sal de mar, ésta se obtiene de manera natural e incluso, se requieren condiciones muy específicas para su producción.
Leer más: Trucos de limpieza con sal marina.
También conserva sus minerales y oligoelementos para cuidar la salud de las personas, y es tan natural que no se le añaden aditivos ni pasa por ningún proceso de transformación. Sus cristales son más grandes que los granos de sal, por lo tanto, le dan a tus platillos un sazón único.