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Existen alimentos que, gracias a su procedencia natural y sus beneficios al organismo, ayudan a mantenerse saludables, como la sal de mar, que se extrae de océanos y aporta minerales esenciales al cuerpo.
Entre la amplia selección de plantas que existe alrededor del mundo y los frutos que producen podemos encontrar el taro, un curioso tubérculo que presenta similitudes con la yuca y que en su composición se puede encontrar gran variedad de vitaminas, minerales y otros nutrientes.
Si alguna vez has visto un helado o smoothie de color morado y te dicen que no tiene colorantes artificiales, lo más seguro es que este producto este elaborado con taro, dado que gracias a su particular color y beneficios a la salud ha ganado mucha popularidad en Estados Unidos y America Latina.
El taro es un tubérculo que es producido por la planta de nombre científico Colocasia Esculenta de la familia Araceae. Este alimento subterráneo es un cultivo que ha estado en la tierra desde hace mucho tiempo y es muy popular en Asia, así como en Oceanía y África, pero que ya se ha extendido por todo el mundo.
Este tubérculo recibe diversos nombres —dependiendo del país donde se encuentre—, entre ellos taro, malanga, macal, papa china, otoe, kalo o pituca, entre otros. Esto depende mucho de la variedad que sea predominante en la zona. Pero en México se denomina malanga o taro.
Existen diferentes variedades de Colocasia Esculenta, pero básicamente se pueden clasificar en 2 grupos, blanca o amarilla, siendo la segunda la que se conoce como taro. En ambos casos poseen una apariencia y sabor muy similar, y son utilizadas prácticamente de la misma forma.
Su apariencia interna puede ser de color blanco, rosa o morado, dependiendo de la variedad. Normalmente se suele encontrar la presentación blanca o la que tiene las ligeras motas moradas, que es la más famosa por aportar ese color lila o morado en las recetas donde se incluye.
Su capa exterior casi siempre es café y con una ligera capa de finas raíces que asemeja cabellos. Al prepararlo se debe retirar la corteza sin falta, pues es muy dura y hace más sencillo el proceso de cocción.
En consistencia es muy similar a la papa, yuca o camote, pero a diferencia de estas tiene un sabor más dulce, más cercano al camote pero con toques ligeramente parecidos a una mezcla entre la nuez, la vainilla y la avellana por lo cual se acopla tanto en recetas saladas o dulces.
El taro se siembra en tierras ricas en nutrientes y comúnmente con abundancia de agua, y se pueden empezar a cosechar después de 7 meses.
Una precaución importante que debe tenerse en cuenta antes comer taro es el cuidado y limpieza que debe dársele, pues tanto el tubérculo como sus hojas resultan tóxicos si se comen crudos, esto por su contenido de oxalato de calcio.
El problema con el oxalato de calcio —que está presente en varias plantas de la familia Araceae— es que se forma en cristales similares a agujas y ocasiona irritación e hinchazón de la boca y garganta.
Para evitar que esto suceda lo único que se debe hacer es procurar que el taro esté limpio y cocido antes de comerse. Este tubérculo nunca debe ingerirse crudo.
Puede que el color violeta que aporta sea uno de los atractivos que hacen que las personas se interesen por este vegetal, pero la razón por la cual muchos especialistas de la salud lo consideran una gran inclusión a la dieta diaria es su composición nutrimental que incluye vitaminas y minerales.
Entre los nutrientes que aporta destacan:
Por su alto contenido en nutrientes es que aporta importantes beneficios a la salud como:
Es por estos beneficios que se recomienda su consumo para prevenir la anemia, mejorar la salud visual, minimizar el riesgo de padecer diabetes y reducir la alta presión arterial.
Las malangas pueden consumirse en infinidad de maneras: fritas, horneadas, asadas o al vapor, ya sea como parte del plato principal o acompañante de carne u otros elementos.
Aunque este tubérculo es parte de platillos salados también es ampliamente usado en recetas dulces y es especialmente popular su uso en helados, licuados, bebidas, tés y smoothies.
Este tubérculo es un cultivo muy común en las islas del pacifico y en gran parte de la polinesia francesa, especialmente por su aporte de almidón y beneficios a la salud, así como las recetas que se han desarrollado con este ingrediente como base.
Un claro ejemplo es el poi, platillo básico y popular en la gastronomía polinesia, originario de Hawai. Consiste en una especie de pudin o pasta que se elabora con la raíz de la colocasia esculenta.
La raíz se cocina en un recipiente cerrado para que no se reseque, como un estofado, el tiempo varía pues es hasta que se ha suavizado. Luego se hace puré con ayuda de un poco de agua hasta conseguir la consistencia final, que es viscosa, mientras que su color es ligeramente lila.
El poi se puede disfrutar solo pero también como complemento de otros elementos, como cereal o frutas deshidratadas. Este alimento elaborado con taro —que en Hawai se denomina kalo— es muy importante para los hawaianos dado que esta asociado a sus ancestros y dioses, así como su papel en ceremonias.
Pero el tubérculo no es lo único comestible, pues tanto las raíces como las hojas pueden comerse, ya sea en guisos, sopas y estofados.
Las hojas del taro se destinan a la preparación de estofados para los cuales se hierven con el resto de ingredientes, dándoles un tratamiento similar al que podría dársele a las espinacas. Algo que destaca en su consumo es que estas poseen más proteínas que los bulbos.
Una manera sencilla de preparar la malanga y aprovechar sus beneficios es en papas de estilo fritura para botanear como una opción más saludable. Lo único que necesitas para esta receta es lavar la malanga perfectamente, pelarla y cortar en rodajas delgadas o igualmente puedes optar por cortarlo en varas, como si se tratara de papas fritas.
Las rodajas se ponen a reposar en un recipiente con agua, para eliminar el excedente de almidón que contienen y después se transfiere a un papel absorbente. Finalmente se pueden freír en aceite vegetal o llevarlas al horno en una bandeja, colocando un poco de aceite de oliva para evitar que se peguen a la superficie.
Para darle un sabor delicioso solo necesitas espolvorear un poco de sal de mar sobre las papas y estarán listas para disfrutar. Si prefieres un sabor más elaborado puedes combinar la sal marina con otras especias o condimentos de tu preferencia, como paprika o chile seco.
En las cocinas del sur del Sur de Asia el taro recibe un tratamiento similar a la papa o la mandioca, de manera que se puede sustituir en las recetas que típicamente se preparan con estos ingredientes. Por ejemplo, puedes probar a prepararlas como si fueran tortitas de papa, como parte de un guiso de curry, dentro de una sopa de verduras o para elaborar buñuelos.
Otra forma de aprovechar los beneficios del taro es conseguir la presentación de esta raíz en polvo o jarabe. Con esto podrás preparar bebidas deliciosas en combinación con infusiones de té, fruta fresca, yogurt, leche o hasta café.
En Taiwán —y ahora también en el resto del mundo— se han popularizado los té de burbujas (bubble tea) que contienen perlas de tapioca e infusiones de té. Entre estas variedades se puede encontrar la versión que contiene taro en polvo con leche, para darle ese ligero toque similar a la avellana y un llamativo color morado.
Igualmente, en tiendas más especializadas, se comercializa la harina de taro; una opción libre de gluten que es perfecta para preparar panqueques o pasteles de color lila, sin la necesidad de utilizar colorantes vegetales.
No es sorpresa que el taro haya ganado tanta popularidad en la industria alimenticia, ya sea por su versión similar a las papas fritas inglesas, en tés o smoothies, pues proporciona una larga serie de nutrientes benéficos a la salud, mientras que su sabor es versátil y se puede adecuar a otros ingredientes dulces o salados.
Parte de llevar una alimentación saludable es conocer los productos que incluimos en nuestra dieta diaria, empezando por los más cotidianos, como el limón o las plantas comestibles que podemos sembrar en nuestro jardín, pero también productos que podemos pasar por alto como la malanga.
Una opción saludable para incluir en tu dieta —y la de tu familia— es la sal de mar, dado que se extrae de la naturaleza gracias a la energía del sol que se encarga de evaporar el agua, dejando atrás los cristales de sal que poseen los minerales que el cuerpo necesita.
Si quieres conocer más sobre esta roca comestible, te recomendamos leer nuestro artículo sobre cómo se extrae la sal para cocinar, al igual que la sal más saludable. También te invitamos a descargar nuestro recetario del sabor, donde descubrirás más de 50 recetas exquisitas y saludables con el sabor de Sal Sol #LaSalDeLasColoradas